Últimamente está de moda eso de
revisar los cuentos que Disney llevó al cine de forma animada y
presentarlos de nuevo pero con actores de carne y hueso. Y es que
tras la Cenicienta de Por siempre jamás (1998)
interpretada por Drew Barrymore, las dos Blancanieves de hace apenas
dos años, Mirror, mirror
(2012) y Blancanieves y la leyenda del cazador
(2012) con Julia Roberts y Charlize Theron como reinas malvadas
respectivamente y la reciente La Bella y la bestia
(2014) interpretada por Léa Seydoux, ya le iba llegando la
hora a La Bella durmiente.
En este caso, Disney prefiere dar una
vuelta de tuerca al cuento de Perrault y presentarnos la historia
desde un punto más arriesgado, oscuro y siniestro a través de la
villana del famoso relato, Maléfica, y las causas que la llevaron a
lanzar una maldición sobre la pequeña Aurora. Esta nueva versión
no se centra en la princesa del clásico de Disney de 1957, La Bella durmiente, sino en su
padre, Stefan, y la amistad que surgió entre él y la joven hada
Maléfica; en la traición, el honor y el valor de unos adolescentes
y sobre todo del perdón.
Robert Stromberg debuta en la dirección
tras haber sido productor y supervisor de efectos especiales de
películas como Avatar (2009),
Oz, Un mundo de Fantasía (2013) o Alicia en el País de
las Maravillas (2010),
de ahí que el uso de planos
aéreos, criaturas digitales y paisajes mágicos sea también
notable en el film que nos ocupa.
Su guionista no podría haber sido otra
que Linda Woolverton, aquella que en su día decidiera cambiar el
punto de vista de Disney sobre sus princesas a través del guión de
La Bella y la Bestia (1991) confiriéndole a Bella la actitud de una
mujer fuerte y valiente; un heroísmo en este tipo de féminas hasta
entonces nulo y que le ha permitido con los años a esta escribana de
la casa Disney llegar hasta una mujer tan complicada como
Maléfica.
En cuanto al reparto pocas actrices son más adecuadas
para el papel protagonista como Angelina Jolie, una de las mujeres
más poderosas de Hollywood. Su aspecto inconfundible y sus
facciones, tanto dentro como fuera de la gran pantalla, se hacen más
relevantes y tenebrosas al ponerse en la piel de esta villana. Su
resplandor verdoso, sus ojos hechizantes y los pómulos marcados que
luce su personaje no hacen más que dejar embobado, y en ocasiones
impactar, al espectador que la mira; tanto es así que fue su
verdadera hija, Vivienne Jolie Pitt, la que tuvo que interpretar a
Aurora de pequeña debido a que no había una sola niña que no huyese o llorase al ver a la actriz caracterizada y coronada por unos imponentes
cuernos.
El resto del reparto lo componen Elle Fanning (Super 8,
El cascanueces) en el papel de una Aurora que apenas tiene
fuerza y que solo se limita a ser torpe y a sonreír, tres coloridas y
despistadas hadas interpretadas por Lesley Manville (Another
year), Imelda Stauton (Harry Potter y la Orden del Fénix)
y Juno Temple (Expiación) y un cuervo, Diaval, que despierta
sentimientos ocultos en su dueña y señora y que es la risa de los
espectadores, interpretado por Sam Riley (Byzantium, On the
road).
La banda sonora corre a cargo del gran James Newton Howard (Diamante de Sangre, Los Juegos del hambre) y la
canción principal Once upon a dream, cantada en la versión
animada por Aurora, está interpretada en esta ocasión por la tan
admirada por el público e incomprendida por la crítica, Lana del Rey.
Maléfica es, en definitiva, una historia de gran espectacularidad visual en
la que el resplandor verdoso, las tres hadas torpes, el cuervo y el
dragón son los únicos aspectos parecidos a la versión animada. El
resto es pues lo que nos atrae hasta el final, un final en el que
Aurora merecía más y que dulcifica tanto a su villana que hace que
esta película esté destinada más a un público infantil, que no
juzga y solo quiere divertirse, que a público adulto que espera
quizás algo más de esta relación amor-odio donde los buenos no son
tan buenos y los malos tienen sus motivos para serlo.
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